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martes, 15 de febrero de 2011

Peep Show en el Show Center de Madrid


Hace ya mucho tiempo, más de 26 años, los que ya tenemos una cierta edad recordamos cómo nos quedamos perplejos ante una película que habría de covertirse en cine de culto, se llamaba “París - Texas”, y en ella aparecía una bellísima Nastassja Kinski, en lo que se conoce como “Cámara Gesel” una habitación con un un cristal que sólo permite ver de un lado y que hablaba sensual, libidinosa, coqueta y cadenciosa a través de un teléfono.
Aquella habitación decorada desde la que la Kinski ofrecía sus muchos y singulares encantos y que nunca supimos cómo se llamaba, era el inicio de lo que hoy conocemos como “Peep Show”.
Aunque a veces cueste reconocerlo, muchos de nosotros somos voyeurs, nos encanta mirar.
Por eso somos ávidos consumidores de películas, por eso nos gusta el cine.
Aunque hace años eran bastantes, los sex-shops que ofrecían este tipo de espectáculos, en la actualidad sólo quedan unos pocos. Normalmente son cabinas que acotan una zona circular en cuyo centro se situa una cama o plataforma giratoria a veces rodeada de espejos.

Hoy entramos en uno de ellos, en el Shex-Shop SHOW CENTER de la calle Montera, 30.
El funcionamiento es muy simple, entras en la cabina, te acomodas e insertas una moneda. Acto seguido se sube el telón de la ventanilla, y comienza el espectáculo.
En el escenario un colchón azul, y sobre él aparece una bella mujer vestida de manera sugerente, en ropa interior, apenas un corpiño y un diminuto tanga, comienza a moverse jugando con su cuerpo sobre la plataforma, se mueve de forma lenta y sibilina, dominando un espacio que parece hecho a su medida, como si todo en él fuese ideado desde siempre, la silla, las tenues las luces de color rojo y azul las telas del fondo, todo ello forma  un armónico conjunto necesario e imprescindible.
Cronológicamente se van abriendo nuevas ventanas, nuevos compañeros en este viaje de “Voyeur” sube a la “nave”, otros por contrario  necesitan pagar un nuevo peaje. Alguno se baja definitivamente.
Cae lentamente el telón con un sonido mecánico que nos devuelve a la realidad.
Otra moneda.
El escenario vuelve a hacerse visible y luminoso.
Ahora nuestra bella chica comparte escenario, la pareja se besa, se acaricia, se insinua en un nuevo baile, nos invade la duda de saber hasta dónde habrá de conducir a nuestros actores ese flirteo, ese juego apasionado, en algún caso podemos ser testigos de un espectáculo de sexo explícito tanto hetero como lésbico, en otros tan sólo se queda en eso, un juego erótico.
Vuelve a caer el telón, ya dije que nuestro pero enemigo es el tiempo, pues recordemos que hemos pagado por tan sólo unos minutos de espectáculo.
El cronómetro esta más o menos calculado y posiblemente nuestros actuantes adaptan el guión a las necesarias pautas de las cortinillas, sólo ellos saben cuando terminar, manejan muy bien el punto de excitación y depende de uno si quiere echar más monedas para continuar en el show.

Si es así la vida en nuetro “Peep”  se alarga apenas un minuto alque podrán seguir otros, si no es así, la ventana se cierra y y el telón se cae definitivamente.
Salimos de la cabina ya no hay música, ni luces de colores, todo se quedó tras la puerta de cabina, pero al fin y al cabo todo es un show, un “Peep Show”.
Sólo un tiempo para reflexionar y tal vez vuelva mañana con otra chica, tal vez otra pareja, en definitiva una nueva y emocionante sensación entrecortada por el parpadeo incesante de las cortinillas...

jueves, 3 de febrero de 2011

Nyotaimori y Nantaimori


Pocas experiencias culinarias resultan más seductoras que esta y sin duda alguna, Japón es un lugar de costumbres un tanto extrañas, así que es razonable que esta se dé en este país. La práctica se remonta a los tiempos de las cortes del antiguo Japón, pero todavía no pierde su atractivo único. La idea es simple y comunicativa.

Llamado a veces sushi corporal, es la práctica de comer sashimi o sushi del cuerpo de una mujer, típicamente desnuda. Nantaimori alude a la misma práctica, pero sobre el cuerpo de un hombre. Esta práctica  es originalmente una costumbre japonesa que ha atraído una considerable atención de los medios de comunicación internacionales. Como resultado de servirse sobre un cuerpo humano, la temperatura del sushi o sashimi se acerca a la del cuerpo.
Antes de convertirse en bandeja viviente para sushi, la persona es entrenada para permanecer tumbada durante horas sin moverse. Además, debe ser capaz de tolerar la exposición prologada a la comida fría. El vello corporal, incluyendo el púbico, debe también depilarse  (en Japón la exhibición de vello púbico puede considerarse un acto sexual). Antes de servir la comida, la persona debe tomar un baño usando un jabón  especial sin aroma, terminado con agua fría para bajar un poco la temperatura del cuerpo. Para cumplir las leyes sanitarias de algunas partes del mundo es necesario interponer una capa de plástico u otro material entre el cuerpo y la comida.
Aunque legal en la mayoría de jurisdicciones (actualmente es ilegal en China), el nyotaimori puede causar incomodidad en las sociedades más conservadoras. Sin embargo, la costumbre del nyotaimori se ha difundido por Europa, Nueva York, Chicago y Los Ángeles.
A partir de la proyección de la película “el mapa de los sonidos de Tokio” dirigida por Isabel Coixet, se puso también de moda en España aunque no es fácil encontrar lugares donde se realice este tipo de celebración Japonesa.

Básicamente las reglas son 3:
• Se debe respetar a los modelos.
• No se puede hablar, tocar o pellizcar al modelo con los palillos.
• No se pueden emitir comentarios o gestos inapropiados sobre el modelo.